martes, enero 24, 2012

El Big Ben se inclina como la torre de Pisa

El Big Ben ha comenzado a escorarse peligrosamente, igual que lo hizo en su día la torre de Pisa. La mítica torre del reloj, que el mundo asocia con la quintaesencia de Londres, comenzó a caer hace muchos años hacia el noroeste. Hoy está tan ladeada que se aprecia a simple vista. Si uno observa el reloj en dirección al río Támesis notará una ligera inclinación hacia la izquierda. Medidas recientes indican que la torre está torcida 0,26 grados, lo que significa que la parte alta está desplazada 43, 5 centímetros con respecto a la perpendicular.

La preocupación no se centra sólo en el Big Ben sino en todo el complejo que compone el Palacio de Westminister, cuyos cimientos comienzan a hundirse hacia el río Támesis. Pese a las palabras tranquilizadoras de la comisión, varios diarios británicos aseguran que el nuevo grupo parlamentario discutirá el informe de un perito que recomienda el traslado del gobierno a otro edificio mientras se efectúa una reforma que costará hasta 1.000 millones de libras. (1.200 millones de euros).

Un portavoz de la comisión ha salido al paso de estas publicaciones y ha dicho  que sus miembros sólo se reúnen para discutir el establecimiento de un grupo que estudie una “renovación general a largo plazo del edificio”. “Creo que se llegó a la conclusión errada de que le vamos a vender a los rusos el edificio", ha asegurado.

Algunas de las partes del edificio se remontan al siglo XI y la torre del reloj, de 96 metros de altura y 13 toneladas de peso, fue terminada en 1859. Una investigación oficial, cuyas conclusiones se publicaron en 2010, estimó que la inclinación del Big Ben se acentuó entre noviembre de 2002 y agosto de 2003 por razones desconocidas, y aumenta anualmente de 0,9 mm. La cadena BBC ha apuntado que la construcción del metro y de un aparcamiento de 5 plantas bajo el edificio podrían haber contribuido al agravamiento del problema. La mítica torre del reloj podría acabar cayendo pero, según los ingenieros de la investigación publicada en 2010, aún no hay motivos para la alarmar. A este ritmo pasarían unos 4.000 años hasta alcanzar una inclinación tan exagerada como la de la torre de Pisa.