El sadismo sexual es una enfermedad psiquiátrica que hace que sus afectados sólo obtengan placer sexual cuando infligen daño, sufrimiento o humillación a los demás. Aunque la Psicología y la Medicina Forense han sabido caracterizar bien esta patología, se sabe muy poco acerca de los circuitos neurocognitivos involucrados en ella.
Sin embargo, científicos de Nuevo Méjico y de EEUU publican los datos de uno de los primeros estudios que han evaluado a un grupo de afectados con pruebas de imagen.
Carla Harenski, del Departamento de Psicología y Neurociencias, de la Universidad de Nuevo Méjico, en Albuquerque, es la autora principal. Su ensayo demuestra que las personas sádicas,comparadas con las que no lo son, tienen una mayor activación de ciertas partes cerebrales cuando observan imágenes que reflejan sufrimiento.
"Para poder conocer los mecanismos neuronales que se encuentran detrás de la observación de escenas de dolor por parte de las personas sádicas y las que no lo son, los participantes fueron evaluados mediante imágenes cerebrales con resonancia magnética funcional mientras observaron 50 imágenes en las que se infligía daño intencionado a otros (por ejemplo, una persona golpeando con una puerta la mano de otra). Además, calificaron la'intensidad del dolor' de cada una de ella. Asimismo, también les mostramos 25 imágenes temáticas sin escenas de sufrimiento", según detallan los investigadores en el último 'Archives of General Psychiatry'.
El objetivo era comprobar la involucración de determinadas áreas frontotemporales del cerebro, como la insula anterior. Estas regiones están asociadas al 'dolor afectivo', procesamiento de las emociones cuando se observa a alguien sufrir. También se evaluó si con las escenas de sufrimiento, se 'ponían en marcha' otras zonas cerebrales (amígdala o hipotálamo) relacionadas con la deseo sexual.
El estudio
El estudio se llevó a cabo con 15 delincuentes sexuales de los cuales ocho padecían sadismo sexual y el resto, no. Los participantes fueron reclutados de un centro de tratamiento en Mauston (Wisconsin, EEUU). Todos habían cometido al menos dos delitos sexuales violentos.
Los datos revelan que los "sádicos sexuales mostraron, a diferencia de los que no lo eran, una mayor activación de la amígdala como reacción a las imágenes de dolor en comparación con las escenas que no representaban sufrimiento", determinan los investigadores que insisten en que los afectados por el trastorno clasificaron dichas imágenes como de elevada intensidad en comparación con los no afectados y mostraron una asociación positiva entre la intensidad del dolor y una mayor actividad de la insula, que no se registró en los no sádicos".
Los datos
Todos estos resultados "indican que los afectados por la patología mental tienen una elevada sensibilidadal dolor de los otros. Los datos son consistentes con investigaciones anteriores que demuestran un incremento del deseo sexual durante la observación del dolor, lo que muestra los mecanismos neuronales que subyacen en la patología", agregan los investigadores.
Aunque los científicos reconocen algunas limitaciones en su trabajo, defienden que "los datos no indican la existencia de anomalías cerebrales (estructurales) en las regiones cerebrales citadas, pero sí una activación mayor de ciertas zonas que no se produce en otros grupos de población. Además, los resultados podrían reflejar mecanismos atípicos del cerebro para el procesamiento del dolor, lo que da lugar al sadismo o, viceversa, la enfermedad podría dar lugar a la involucración de dichas zonas. Todas estas preguntas. Todas estas preguntas podrían llegar a responderse con el desarrollo de más trabajos que involucren técnicas de imagen y se lleven a cabo con seguimientos a largo plazo".